Preparando la San Silvestre

Hace unos días, el pasado 22 de enero, tuvo lugar en Madrid una carrera popular organizada por la ONG entreculturas. La carrera se llamaba “Corre por una causa: Corre por la educación”. Como no había entrenado demasiado en las primeras semanas del año, no me inscribí, pero aprovechando que ese domingo hacía muy buen día, decidí acercarme por allí con la cámara para hacer alguna foto.

El ambiente era muy bueno. Mucha gente (cerca de 3000 participantes) y un circuito estupendo para correr. Se salía de la explanada de Madrid Río, y se rodeaba el lago de la Casa de Campo, dando una vuelta o dos, dependiendo de la distancia: 5.000m o 10.000m

Una de las cosas que más motiva a participar en estas carreras populares es ver la cara de la gente al cruzar la meta. Y da igual el tiempo que hagan. Es más, se nota más felicidad en la gente del final que en la del principio. Seguramente porque los primeros en llegar ya son habituales en esto y corren para ganar, para llevarse un premio, y en ese caso, si terminan en el puesto 2º o el 4º o el 11º, posiblemente no hayan conseguido su objetivo y crucen la meta con cierta desilusión. Sin embargo, los de más atrás, corren para compartir una experiencia con sus amigos, o para demostrarse a sí mismos que eran capaces de hacerlo, o para mejorar el tiempo que hicieron la última vez y en ese caso su objetivo no es llegar los primeros ni los segundos, sino simplemente terminar la prueba y creo que por eso disfrutan más. Al llegar al final, se sienten ganadores de su carrera particular y eso se nota en sus caras al cruzar la meta.

El año ha empezado relajado, al menos en lo que a intensidad de los entrenamientos se refiere. Continúan las sesiones de gimnasio pero he salido menos veces a correr por carretera y las veces que he salido he hecho menos distancia. El frío de estos días tampoco anima mucho a salir, así que estoy haciendo más Km de bici o de cinta que de carretera. Sin embargo, he conseguido que “hacer deporte varias veces por semana” se haya convertido en algo normal y rutinario. Ya no hay que pensar cuándo lo voy a hacer y qué voy a hacer, sino que ha pasado a ser una actividad más de la semana, con su tiempo reservado para ello y sin estar condicionada a: “si al final del día tengo tiempo…”, “si mañana hace sol…”, y otras excusas típicas.

Ese era el objetivo del año pasado, hacer que fuera algo habitual así que, para este año 2012, el objetivo será mantener esa rutina. Seguramente que con ello mejorarán también tanto los tiempos totales como el ritmo de carrera, pero eso es secundario. Lo importante es conseguir la constancia que ha faltado otras veces y por ahora... ¡vamos bien!